sábado, 11 de agosto de 2012

Ocultismo Nazi


El ocultismo nazi, es una corriente místico-religiosa desarrollada bajo la influencia del nacionalsocialismo. Surgen controversias con autores que lo vinculan con el ocultismo, esoterismo, criptohistoria, lo paranormal y especialmente con las tradiciones del misticismo germánico.

El ocultismo nazi generalmente se relaciona con tradiciones como la ariosofía, pero la investigación histórica contemporánea es cuidadosa en hacer conexiones directas.

Se sabe que oficiales del alto mando nazi como Heinrich Himmler, Richard Walther Darré, Rudolf Hess y Alfred Rosenberg, tenían un gran interés en el ocultismo, asimismo las creencias religiosas de Adolf Hitler han sido objeto de un exhaustivo análisis. Sin embargo, algunos estudiosos afirman, que el interés de Hitler y otros nazis en el paganismo y en lo oculto, simplemente ha sido exagerado.

Desde 1945 se ha desarrollado un diferente tipo de misticismo nazi que generalmente le atribuye un significado religioso a la figura de Adolf Hitler y a su misión de "higiene racial" y "liberar al mundo del judaísmo internacional".


Creencias centrales 

Los conceptos clave incluyen el conocimiento sobre los orígenes de la raza aria (y su “pureza” ligada a los teutónicos o a las tribus germanas), y la superioridad de los arios por encima de todas las demás razas.

En el misticismo nazi, son importantes varios lugares como la Atlántida, Thule, Hiperbórea, Shambhala, Agartha y la estrella de Aldebarán los cuales se consideran como los hogares originales de la raza aria y el superhombre.

Otra creencia habla sobre la raza maestra (Herrenrasse) la cual fue corrompida y debilitada por medio de la mezcla con otras razas consideradas inferiores.

Asimismo, uno de los datos centrales que ilustra este conjunto de creencias, y uno de los que más popularidad ha cobrado, fue la búsqueda del Santo Grial por parte de los Nazis. Otto Rahn, investigador, miembro de las SS y autor del libro La corte de Lucifer lo buscó en Montsegur, y el propio Heinrich Himmler acudió a Montserrat el 23 de octubre de 1940, supuestamente en su búsqueda, acompañado de Karl Wolf, su jefe de estado mayor y mentor de Rahn, a quien introdujo en las SS. Himmler llevaba consigo la obra de Rahn (que había fallecido el año anterior), La corte de Lucifer, la cual ordenó distribuir gratuitamente entre los oficiales de alta graduación del cuerpo

Himmler concedía a ciertos elegidos un anillo (Totenkopfring) que, según algunos autores, indicaba un rango de iniciación en las creencias de tinte esotérico que caracterizaban a la alta cúpula de las SS, creencias que se traducían en rituales mágico-paganos que se practicaban durante los solsticios o equinoccios y propugnaban la exaltación de la raza aria.

Otras de las prácticas que atraían el interés de los Nazis eran el Espiritismo, el Mesmerismo-magnetismo, el significado de las runas y la astrología. Si bien el gobierno no exigía pertenecer a algún culto específico, es cierto que dentro de ciertos círculos de líderes influidos por las creencias paganas de Alfred Rosenberg, se propugnara un Neopaganismo como una contraposición al judeocristianismo, con Himmler como uno de sus principales adeptos. Himmler creía ser la reencarnación de Heinrich “el Cazador”, fundador de la estirpe real de Sajonia, en el siglo X, y entregado al paganismo, se proclamó adorador del dios Wotan.

El interés por el Catarismo fue, sin embargo, otra nota dominante; Otto Rahn tenía a los Cátaros por legítimos guardianes del Grial y consideraba el Catarismo como una religión ecuménica y capaz de unificar Europa. Rahn falleció el 13 de marzo de 1939, y una de las teorías, a la que en general se le ha concedido bastante verosimilitud, apunta a que habría muerto de frío en el Wilden Kaiser, practicando el Endura Cátaro, una especie de suicidio ritual.

La golden dawn y el nazismo 


La Orden Hermética de la Golden Dawn –que traducida al español significa Alba Dorada-, ve la luz allá por el 1887 o el 1888, no hay coincidencia en cuanto a su fundación. De lo que si se tienen datos precisos es que fueron tres individuos, Mathers ,Westcott, y Woodman quienes sentaron las bases de la futura Orden. Todos ellos habían participado en Logias Masónicas y eran reconocidos como ocultistas practicantes. Un misterio inquietante refiere a los documentos que le confirieron a la Golden Dawn la acreditación necesaria.

Hay quién sostiene que su nacimiento se debió al hallazgo aparentemente casual de unos documentos procedentes de una fuente de Nuremberg, que contenían rituales de iniciación hasta hoy desconocidos. Aunque desde la Orden se predica que Mathers recibió los Manuscritos Cifrados para traducir. El código era simple, y había sido creado en el siglo XV por el abate Trithemius. La historia registra que fue Westcott quién encargó a Mather traducir los manuscritos y usarlos como esqueleto para lo que luego se conocería como las Iniciaciones de la Orden Externa de la Golden Dawn. Se cree que Mathers y Wescott ya estaban iniciados en los Misterios Rosacruces y que los Manuscritos Cifrados eran un método de proteger su propio juramento de secreto.

En 1892 la Golden Dawn se enfrentó a una grave crisis que puso de manifiesto cuan frágiles eran las bases que le servían como sustento. Ocurrió que la Orden había obtenido una cédula original y los rituales para los primeros cinco grados de una logia afín en Alemania, con la que mantenía abundante correspondencia. Sin embargo, ni un solo miembro de Alba Dorada había visitado jamás la Logia Alemana, ni conocía a ninguno de sus miembros. Los entusiastas magos incipientes ya pisaban terreno peligroso.

Cundió la consternación cuando la Logia de Nuremberg se negó a entregar los cuatro grados de ascenso de los adeptos, los cuales conducían directamente a la comunicación con las jerarquías de inteligencias superiores. Gracias a la oportuna intervención de Mathers, la Logia logró sobrevivir. En una reunión general de la Logia, anunció que él mismo había establecido contacto con los Poderes, que se le había presentado con los grados y rituales requeridos del Segundo Orden. Sin embargo él no se había comunicado con las jerarquías celestiales, sino con una jerarquías de Superhombres... los jefes secretos del Tercer Orden.

Estamos llegando a un punto interesante en la historia de la Orden. Crucial, diríamos, porque estas Jerarquías o Superiores Desconocidos no son patrimonio exclusivo de la Golden Dawn. La Teosofía también fue presa de estos contactos. Pero no adelantemos especulaciones. Superada la crisis gracias a la rápida intervención de Mathers “la sociedad hermética tuvo un período de unos quince años de vida, suficientes para marcar la trayectorias vitales de muchos de sus afiliados”, que contó en sus filas con destacadas personalidades, como el mencionado William Butler Yeats, Bram Stocker, autor de Drácula, y también algunos científicos y actores.

La Orden practicaba magia ceremonial “que incluían invocaciones a dioses de panteones extintos. La calidad literaria de muchos de tales rituales no es nada despreciable, con pasajes de alto contenido poético”. También fue permitida la entrada de mujeres, convirtiéndose en una Sociedad Hermética de orden abierto. Los adeptos de la Golden Dawn aprendían el alfabeto hebreo y el sefirótico árbol de la vida, además de tarot, astrología y geomancia. A diferencia de la Teosofía que tenía una estrecha relación con el pensamiento oriental, en la Golden Dawn se buscó un acercamiento con el legado de los egipcios, griegos, romanos, hermetistas, gnósticos y cabalistas.

El lado oscuro de la Golden Dawn
La reputación de la Orden sufrió un duro revés cuando saltó a la luz pública que su líder, Mathers, se contactaba con unos seres, que afirmaban pertenecer a una categoría distinta a la del hombre y que más tarde fueron conocidos como los jefes secretos del Tercer Orden o Superhombres. De la noche a la mañana la Orden pasó de ser considerada como una mera Sociedad de Hermetistas, a ser vista como una Sociedad de Brujos, con un coqueteo no admitido de la Magia Negra.

¿Pero había razón para alarmarse? Prestar atención a las palabras de Mathers: “...Ni siquiera conozco sus nombres, y en rara ocasiones los he visto en cuerpos físicos ... Mis encuentros con ellos me han mostrado lo difícil que es para un mortal, por muy avanzado que esté, soportar su presencia ... No quiero decir que durante mis pocos encuentros con ellos haya experimentado los mismos sentimientos de intensa depresión física que acompaña a la pérdida de magnetismo; al contrario, la sensación era la de estar en contacto con una fuerza tan terrible que solo puedo comparar con lo que usualmente experimenta una persona a la que un relámpago cae muy de cerca durante una violenta tormenta; esto unido a una dificultad respiratoria parecido al efecto estrangulador del éter. Debido a mi práctica en el trabajo ocultista, no puedo concebir que un iniciado mucho menos avanzado sea capaz de soportar una tensión de tal magnitud, ni aún durante unos minutos, sin que le sobrevenga la muerte..., la postración nerviosa después de cada encuentro es terrible y va acompañada de sudores fríos y hemorragias de la nariz, la boca y los oídos...”

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